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"Vivimos permanentemente conectados, inmersos en un mar de datos y con poco tiempo para procesarlos. Los especialistas ya hacen su diagnóstico: intoxicación de información, el gran síntoma de estos tiempos."
Infoxicación
Por María Gabriela Ensinck
Antes de Internet, Jorge Luis Borges imaginó la Biblioteca de Babel, donde se almacenaban todos los libros existentes en un laberinto interminable de galerías hexagonales. Hoy, en la era digital, cada año se genera más información que la existente desde que comenzó a escribirse la historia de la humanidad.
La explosión de las redes sociales, la fotografía y el video digital, el auge de la telefonía móvil, el e-mail y la navegación web han expandido la información digital hasta límites insospechados.
Hoy en día no hay nadie que se imagine su vida sin ordenador, sin móvil, sin correro electrónico... todo nuestro mundo gira en torno a la tecnología.
Sin embargo, todo este exceso de información proboca una gran confusión, y la intoxicación informativa está ligada a otra patología asociada: la ansiedad por informarse, o infomanía, que se caracteriza por la búsqueda constante de estímulos informativos, y una agobiante sensación de angustia y vacío que es necesario llenar con más información.
Hay estudios que resaltan que la mayoría de la gente destina hasta dos horas por día a limpiar y ordenar sus casillas de mail, y en muchos casos duplican ese promedio.
Hay quienes experimentan una compulsión a leer sus correos y se angustian ante la posibilidad de perder un mensaje importante. Padecen el síndrome de ansiedad del e-mail (e-mail anxiety), un mal que se agrava por el uso masivo de dispositivos móviles.
Los especialistas en salud laboral acuñaron un nuevo término para referirse a los adictos a su teléfono inteligente: los crackberries. Son los que no pueden dejar de contestar llamadas, o enviar y recibir mensajes desde sus aparatitos sin importar el momento y el lugar: lo hacen en medio de una reunión, una conferencia, en el cine y hasta en el baño.
Sin llegar a casos extremos, lo cierto es que el exceso de estímulos informativos genera estrés y aturdimiento. Según un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, el bombardeo de mensajes que hoy se multiplica a través de las redes sociales anula la capacidad de empatía y de discernimiento moral que requieren las decisiones humanas.
Aquella información instantánea y carente de contexto, que busca llamar la atención y conmover al receptor, termina logrando lo contrario.
La era de las interrupciones
Las TIC invadieron el ámbito laboral, de estudio y también la vida familiar y privada de las personas.
Gracias a una enorme batería de recursos on-line, tenemos una sensación de omnipresencia divina que nos permite estar "todo el tiempo en todos lados".
Pero la realidad es que nunca estamos completamente en ninguno.
La sombra del pasado digital
Cada vez que subimos un video o una foto, escribimos un comentario en una red social o alguien lo hace por nosotros, el dato queda registrado en forma indeleble. Muchos usuarios, sobre todo los más jóvenes, no son conscientes de esto. Pero cada vez más empleadores buscan postulantes a un trabajo por medio de Google y los sitios de redes sociales. Aquello que ahora nos resulta gracioso, en el futuro podría volvérsenos en contra. Por culpa de Internet, el pasado que nos condena está siempre a un par de clics.
Lo que escasea es la atención
Hoy lo que realmente escasea es la atención.
A medida que se multiplican los contenidos en Internet, la capacidad de leerlos decae.
El promedio de lectura de un texto en la Web no sobrepasa las 200 palabras, destaca un informe de la consultora Jacob Nielsen.
La paradoja es que, cuanto más hay para leer, menos se lee.
Que el olvido también tenga lugar en Internet
Internet es incapaz de olvidar.
Esta saturación informativa genera algunas voces de alarma.
Durante muchos años, el recordar la información era caro, llevaba tiempo, y olvidarla era lo natural.
En la era digital pasa lo opuesto: el almacenamiento barato en computadoras, los procesadores poderosos y la generalización del acceso a Internet hacen que recordar sea la norma. Por eso se propone que los usuarios establezcan un plazo de validez de sus archivos digitales, de modo tal que se borren automáticamente una vez caducado.
Cinco razones para intoxicarse con datos
1. Acopiamos más información de la necesaria porque creemos que así tomaremos mejores decisiones.
2. Recibimos a diario gran cantidad de datos que no hemos pedido ni nos resulta útil.
3. Buscamos información de sobra para justificar nuestras acciones.
4. Guardamos textos, fotos, archivos en general, por si nos resultan útiles en el futuro.
5. Nos gusta utilizar la información para enrostrársela a nuestros colegas.
Del blog: infomania.com
No sucumbirás a la avalancha
1. Suscribirse a RSS para obtener en un solo sitio los titulares actualizados de los temas de interés, sin necesidad de navegar por distintos blogs y páginas web.
2. Organizarse para la lectura de información en horarios determinados.
3. Mantener una lista diaria de tareas y prioridades laborales y personales.
4. Desactivar el aviso de entrada de los mails cuando debemos terminar una tarea.
5. Tratar cada mensaje electrónico una sola vez: leerlo, responderlo o reenviarlo y borrarlo inmediatamente.
6. Crear carpetas para organizar la información que llega por correo electrónico. Al principio parece engorroso, pero ayuda a ahorrar tiempo de búsqueda.
7. Redactar los e-mails en forma breve y sin preámbulos.
8. Propiciar el apagado de celulares y dispositivos portátiles durante las reuniones.
De este modo se evitan los malentendidos por distracciones, y los encuentros se vuelven más rápidos y productivos.
En conclusión, es importantísimo ver y aceptar la cantidad de posibilidades que nos ofrecen las TIC pero también debemos de ser consiente de que en algunos casos puede ser un arma de doble filo.
tenemos que ser conscientes de saber la gran cantidad a la que estamos receptivos, pero tenemos que tener cuidado de caer en ese mundo de "necesidad tecnológica", de no depender de un móvil o necesitar enviar un mensaje sea como sea, no podemos llegar a depender de algo que se creó para mejorar nuestras vidas, no podemos ser otro dato más que pierde en el contenido de Internet.

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